El 2024 dejó huellas profundas en la minería de Bitcoin en Latinoamérica, especialmente en dos de sus principales bastiones: Venezuela y Paraguay. En ambos países, más de 20.000 dispositivos ASIC fueron incautados durante el año, marcando un panorama de incertidumbre para la industria.
A medida que se proyecta el futuro de la minería, surgen preguntas sobre cómo la situación energética y las políticas regulatorias influirán en el crecimiento del sector.
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Venezuela y Paraguay: una batalla contra la minería ilegal
En Venezuela, la minería de Bitcoin vivió una crisis marcada por intervenciones gubernamentales y la falta de un ente regulador claro. Desde mayo de 2024, las autoridades implementaron medidas para desconectar las granjas mineras del sistema eléctrico nacional, bajo el argumento de que su alto consumo energético provocaba apagones en diversas regiones del país. Como resultado, más de 10.000 equipos ASIC fueron confiscados.
Por otro lado, en Paraguay, el gobierno también intensificó su lucha contra la minería ilegal, que se beneficia del robo de electricidad. Más de 10.000 mineros fueron decomisados, y las autoridades, apoyadas por la Administración Nacional de Electricidad (ANDE), buscaron reducir el consumo de energía asociado a la minería clandestina. A pesar de las sanciones y el aumento de las tarifas eléctricas en hasta un 16%, algunas empresas mineras extranjeras, como Hive, decidieron continuar operando en el país.
Expectativas para 2025: incertidumbre y oportunidades
De cara a 2025, las expectativas para la minería de Bitcoin son mixtas. En Venezuela, la falta de claridad regulatoria sigue siendo un obstáculo para el desarrollo del sector, y muchos mineros operan de manera clandestina, temerosos de nuevas intervenciones.
Mientras tanto, en Paraguay, aunque las tarifas eléctricas más altas han generado cierta desconfianza, la minería legal continúa siendo viable y la llegada de nuevas inversiones, como las de Hive, refuerzan la idea de que el país tiene un futuro prometedor en el sector.
El rumbo de la minería de Bitcoin en Latinoamérica dependerá de las políticas energéticas y regulatorias que se implementen en ambos países en los próximos años. Sin embargo, el panorama sigue siendo incierto, con desafíos y oportunidades que definirán el futuro de la industria.
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