Buscando a Satoshi Nakamoto: el cuerpo del primer receptor de bitcoin lleva 11 años criogenizado

Autor: David, TechFlow

Título original: Hace 11 años, la persona que podría ser Satoshi Nakamoto fue criopreservada

El 28 de agosto de 2014, falleció una persona llamada Hal Finney.

Luego, su cuerpo fue enviado a una institución de criopreservación humana en Arizona, Estados Unidos. Allí, el cuerpo fue conservado en nitrógeno líquido, esperando el día en que la medicina del futuro pueda "revivir" a los fallecidos.

Han pasado exactamente 11 años, pero la mayoría de la gente parece nunca haber oído hablar de Hal Finney.

Sin embargo, en el mundo cripto, él podría ser una de las figuras más importantes en la historia de bitcoin:

Finney fue el primer usuario de toda la red de bitcoin, aparte del fundador Satoshi Nakamoto.

El 3 de enero de 2009, una persona misteriosa bajo el seudónimo de “Satoshi Nakamoto” creó bitcoin. Nueve días después, Satoshi le envió a Finney 10 bitcoins, siendo esta la primera transacción en la historia de bitcoin. En ese momento, solo había dos personas en toda la red: Satoshi y Finney.

Hoy, la capitalización de mercado de bitcoin supera el trillón de dólares. Pero al principio, este sistema financiero que cambió el mundo no era más que un experimento de transferencia entre dos personas.

En 2009, Finney, de 53 años, vio el whitepaper de bitcoin publicado por Satoshi y de inmediato comprendió su carácter revolucionario.

Descargó y ejecutó el software de bitcoin, ayudando a Satoshi a corregir errores en el código inicial. Que bitcoin haya sobrevivido y evolucionado hasta hoy, es en gran parte gracias a Finney.

Pero también en el mismo año en que nació bitcoin, a Finney le diagnosticaron esclerosis lateral amiotrófica (ELA).

Esta enfermedad hace que la persona pierda gradualmente el control muscular, hasta quedar completamente paralizada. Cinco años después, falleció. Eligió la criopreservación humana, con la esperanza de que la medicina del futuro pueda revivirlo.

Una de las formas en que pagó los costos de la criopreservación fue justamente con bitcoin.

Once años después, en el aniversario número 11 de la muerte de Finney, parece que la gente no ha olvidado a este pionero de bitcoin.

Alguien publicó en redes sociales una imagen de una tabla de silabario japonés, usando el nombre de Satoshi Nakamoto como punto de partida, y, aprovechando sutiles coincidencias en la forma de los caracteres orientales y occidentales, sugirió que estos caracteres apuntan al nombre en inglés de Hal Finney.

Este tipo de juegos de palabras fácilmente puede considerarse una sobreinterpretación.

Pero lo interesante es que Finney también era criptógrafo, y dedicó su vida a investigar cómo ocultar y codificar información.

Para él, realmente incrustar su nombre real en el seudónimo de Satoshi Nakamoto parecería solo un sencillo juego intelectual, y otra forma de expresión críptica al estilo cypherpunk.

Sin embargo, en vida, Finney negó ser Satoshi Nakamoto.

En 2013, casi completamente paralizado, escribió en un foro: “No soy Satoshi Nakamoto”. Incluso publicó los correos electrónicos que intercambió con Satoshi, mostrando dos personalidades y estilos de escritura diferentes.

Pero fue después de 2014 cuando Satoshi dejó de publicar en los foros, y un año después, el cuerpo de Finney fue criopreservado en nitrógeno líquido.

El vecino del falso Satoshi Nakamoto

La discusión sobre “si Finney podría ser Satoshi Nakamoto” también se originó en otras coincidencias dignas de mención.

En marzo de 2014, Newsweek publicó un reportaje afirmando haber encontrado al verdadero Satoshi Nakamoto. La periodista rastreó a un estadounidense de origen japonés en Temple City, California, cuyo nombre real era Dorian Satoshi Nakamoto. Tras la publicación, medios de todo el mundo invadieron esta tranquila ciudad.

Pero luego se demostró que era un error. Dorian era un ingeniero desempleado que no sabía nada sobre bitcoin. El propio Satoshi, tras ver el reportaje, regresó de manera poco habitual a los foros de bitcoin tras mucho tiempo de ausencia para decir:

“No soy Dorian Nakamoto.”

Pero lo curioso es que Hal Finney también vivía en Temple City. Vivió allí durante 10 años, a solo unas cuadras de la casa de Dorian, a quien los medios acosaban con preguntas.

Esta coincidencia geográfica también generó especulaciones: ¿habrá Finney tomado prestado el nombre de su vecino como seudónimo?

El nombre japonés Satoshi Nakamoto ciertamente encajaba con el aura de misterio que Satoshi quería crear. Por supuesto, también podría ser solo una coincidencia. Sin embargo, Finney y Satoshi sí compartieron coincidencias temporales.

Exceptuando la vez en 2014 en que reapareció para negar ser Dorian, la última aparición pública de Satoshi en los foros fue en abril de 2011. En un correo escribió:

“Ya me he volcado en otras cosas.” Desde entonces desapareció por completo y nunca más movió los millones de bitcoins en su wallet.

Por su parte, a Finney le diagnosticaron ELA en agosto de 2009. La enfermedad progresa gradualmente: primero los dedos, luego los brazos, después las piernas y finalmente todo el cuerpo.

Para finales de 2010, el estado de salud de Finney ya se había deteriorado notablemente. El retiro de Satoshi coincidió en el tiempo con el agravamiento de la enfermedad de Finney; pero si esto está relacionado, es imposible saberlo.

Aún más intrigante es que en 2004, Finney creó un sistema llamado RPOW. El problema central que resolvía este sistema era exactamente el mismo que bitcoin abordaría después:

Cómo evitar el doble gasto de moneda digital sin una entidad central.

Historias de un OG de la criptografía

OG es la abreviatura de original gangster, que traducido sería algo así como “vieja escuela” o pionero.

En la industria cripto, OG se usa para referirse a quienes entraron muy temprano, lograron grandes resultados y realizaron grandes contribuciones. Pero un verdadero OG nunca se autodenomina OG.

Si en 2008 alguien quería crear bitcoin, en todo el mundo no habría más de unos cientos de personas capaces de hacerlo. Hal Finney probablemente era uno de ellos, un auténtico OG de la criptografía.

No es una exageración. Crear bitcoin requiere una combinación poco común de habilidades:

Capacidad criptográfica de primer nivel, profundo entendimiento de sistemas distribuidos, familiaridad con la historia de las monedas digitales y una fe inquebrantable en crear una moneda fuera del control gubernamental.

La historia de Finney comienza a principios de los 90. En ese entonces, el gobierno estadounidense clasificaba la criptografía fuerte como armamento y prohibía su exportación. Un grupo de hackers autodenominados “cypherpunks” creía que la privacidad era un derecho humano fundamental y decidieron combatir la regulación con código.

En ese contexto, Phil Zimmermann creó PGP (Pretty Good Privacy), un software que permitía a cualquier persona usar cifrado de nivel militar. En 1991, Zimmermann publicó el código fuente de PGP gratuitamente en Internet, causando un gran revuelo.

Finney fue el segundo programador reclutado por Zimmermann. En ese momento, PGP era solo un prototipo rudimentario, y la tarea de Finney era reescribir el algoritmo de cifrado central para hacerlo más rápido y seguro.

Finney pasó varios meses reescribiendo todo el motor de cifrado, logrando una mejora cualitativa en la velocidad de PGP 2.0.

Esta experiencia convirtió a Finney en una figura central del movimiento cypherpunk.

En ese entonces, los cypherpunks creían que la criptografía podía remodelar la estructura de poder social y devolver la privacidad a las personas. Compartían ideas a través de una lista de correo, discutiendo temas que iban desde comunicaciones anónimas hasta dinero digital.

Finney no solo participaba en las discusiones, sino que también operaba dos remailers anónimos, permitiendo a la gente enviar mensajes ocultando su identidad. En esa comunidad, crear una moneda digital independiente del gobierno era un sueño recurrente.

En 2004, Finney propuso su propia solución: RPOW (Reusable Proof of Work).

Su propuesta era la siguiente: los usuarios generaban una prueba de trabajo consumiendo poder de cómputo y la enviaban al servidor RPOW. Tras la verificación, el servidor no solo marcaba la prueba como “usada”, sino que generaba un nuevo token RPOW equivalente y se lo devolvía al usuario. El usuario podía transferir este token a otra persona, quien a su vez podía canjearlo por un nuevo token en el servidor.

¿No suena esto parecido al proof of work de bitcoin?

Sin embargo, RPOW no llegó a tener una adopción masiva, pero demostró algo: la escasez digital se puede crear. Es posible usar poder de cómputo para generar tokens digitales imposibles de falsificar y transferibles.

Y cuatro años después, el 31 de octubre de 2008, una persona firmando como Satoshi Nakamoto publicó el whitepaper de bitcoin en la misma lista de correo cypherpunk. Finney comprendió de inmediato lo que esto significaba.

“Bitcoin parece una idea muy prometedora”, respondió al post de Satoshi.

Bitcoin resolvía el último problema que RPOW no había logrado: la descentralización total. No se necesitaba ningún servidor ni confiar en nadie; toda la red mantenía el libro mayor de manera colectiva.

El 3 de enero de 2009 nació el bloque génesis de bitcoin. Finney descargó el software y se convirtió en la primera persona, aparte de Satoshi, en ejecutar un nodo completo.

Durante los días siguientes, la red de bitcoin estaba compuesta en la práctica solo por ellos dos. Finney recordaría después: “Intercambié algunos correos con Satoshi, principalmente reportando bugs que él corregía.”

El 12 de enero, Satoshi le envió a Finney 10 bitcoins, la primera transacción en la historia de bitcoin.

Lamentablemente, pocos meses después de ayudar a poner en marcha bitcoin, a Finney le diagnosticaron ELA. A medida que la enfermedad avanzaba, su actividad fue disminuyendo. Al mismo tiempo, Satoshi también fue desapareciendo gradualmente después de 2010, hasta desaparecer por completo en 2011.

Dos trayectorias, dos personas, que se cruzaron en el momento clave del nacimiento de bitcoin, y luego siguieron caminos diferentes. Uno desapareció en las profundidades de la red, el otro terminó con su cuerpo criopreservado en nitrógeno líquido. La verdadera relación entre ellos quizás siempre será un misterio.

El momento estelar de las criptomonedas

Desde RPOW hasta el POW de bitcoin, la herencia tecnológica es evidente. Especular si Finney era o no Satoshi Nakamoto no tiene mucho sentido, y es más bien un tema de conversación trivial.

Quizás lo más digno de recordar es que, hace más de diez años, Satoshi y Finney, dos usuarios tempranos de foros, se apoyaron mutuamente, probando una y otra vez un experimento cypherpunk que nadie conocía, hasta que finalmente salió a la luz.

No hubo testigos, ni aplausos, solo dos computadoras funcionando silenciosamente en algún rincón de Internet.

No imaginaron que este “sistema de efectivo electrónico peer-to-peer” con un aire geek abriría, años después, la era propia de las criptomonedas, alcanzando un mercado de trillones de dólares; tampoco imaginaron que los bancos centrales del mundo lo estudiarían seriamente, que Wall Street lo abrazaría, y que su nombre estaría presente en la transformación financiera.

Más importante aún, bitcoin, creado por estos pioneros de la criptografía, sigue corrigiendo, cambiando e influyendo en las ideas y decisiones de inversión de más personas.

Finney dijo una vez, al hablar de dinero digital, una frase que aún hoy conmueve:

“La tecnología informática puede usarse para liberar y proteger a las personas, no para controlarlas.”

Esta frase fue escrita en 1992, 17 años antes de bitcoin. Pero predijo con precisión los dilemas que enfrentamos hoy y la respuesta que bitcoin intenta ofrecer.

Y Satoshi Nakamoto, cuya identidad sigue siendo un misterio, fue aún más directo, dejando una frase que la comunidad cripto recuerda y admira:

“Si no me creés, lo siento, no tengo tiempo para convencerte.”

Esta frase se convirtió en el tótem espiritual de la comunidad cripto. Representa una actitud: la verdad no necesita ser vendida, el tiempo lo demostrará todo.

El 28 de agosto de 2014, Hal Finney falleció. Su último proyecto de programación fue un software para mejorar la seguridad de las wallets de bitcoin. Incluso completamente paralizado, solo podía operar la computadora con un rastreador ocular, seguía contribuyendo con código al sistema que ayudó a nacer.

Satoshi Nakamoto no volvió a aparecer desde 2011. Sus 1 millón de bitcoins siguen sin moverse, como un monumento digital que recuerda a la gente el origen de este sistema. Algunos dicen que es la “prueba definitiva de quema”; el fundador, al nunca usar su riqueza, demostró que no creó bitcoin por interés personal.

Si algún día en el futuro, la medicina realmente logra despertar a Finney, ¿qué pensará al ver el mundo cripto de hoy? ¿Se sentirá orgulloso del éxito de bitcoin, o decepcionado por algunas de sus direcciones?

No hay respuesta para eso.

Pero, sea o no Hal Finney Satoshi Nakamoto, es una figura indispensable en la historia de bitcoin. Sin su participación, apoyo y contribución, bitcoin quizás nunca habría pasado de ser una idea a convertirse en realidad.

El momento estelar de las criptomonedas ya pasó, pero la luz que dejaron sigue iluminando el camino.